El hermetismo con el que la dirigencia política norcoreana se maneja hace que al país se lo conozca como "el reino ermitaño" y las actitudes de su joven líder, Kim Jong-un, no hacen más que alimentar los fundamentos de ese apodo.

Tras desaparecer durante aproximadam­ente 40 días, anteayer volvió a aparecer en público con un bastón y sin hacer referencia alguna sobre su misteriosa ausencia, que propició rumores sobre su estado de salud e incluso sobre la posibilidad de un golpe de Estado.

En una jugada destinada a despejar esos rumores y reafirmar su liderazgo, el dirigente realizó una visita de inspección a una urbanización recién construida en Pyongyang, anunció ayer la agencia oficial norcoreana KCNA.

Ésta es la primera mención de una aparición pública del máximo dirigente norcoreano desde el pasado 3 de septiembre, cuando asistió con su esposa a un concierto en la capital. Su ausencia en el último aniversario del partido en el poder dio pie a muchas especulaciones.

La agencia de noticias norcoreana indicó que Kim efectuó una visita de "supervisión del emplazamiento" de un nuevo complejo residencial construido especialmente en la capital para los científicos que trabajan en el programa de satélites de Corea del Norte. "Tras inspeccionar el exterior de los edificios públicos, decorados con tejas de distintos colores, expresó su profunda satisfacción y declaró que le parecían magníficos", relató la agencia.

Un retrato sonriente del joven líder ocupaba ayer casi toda la primera plana del Rodong Sinmun, el diario del partido. Otras fotos lo mostraban realizando la visita con un bastón negro.

Aunque la KCNA no precisó la fecha de la visita, la agencia reseña habitualmente este tipo de eventos al día siguiente de suceder. El breve despacho no menciona la ausencia en público del líder norcoreano, que tiene entre 30 y 31 años, y tampoco hace ningún comentario sobre su salud.

No es la primera vez que un dirigente de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), el nombre oficial de Corea del Norte, no se muestra en público durante varias semanas. Pero esta ausencia de Kim llamó la atención porque había estado omnipresente en los medios de comunicación oficiales desde que llegó al poder.

Las hipótesis se multiplicaron. Algunos mencionaron distintos problemas de salud del dirigente norcoreano, un gran fumador que engordó mucho en un año: cansancio, gota, fractura de tobillos, diabetes. Otros llegaron a hablar de golpe de Estado. Los rumores crecieron el viernes pasado ante su ausencia en la peregrinación que marcó el aniversario del partido en el poder, donde estaban presentes los máximos dignatarios del régimen.

El gobierno surcoreano declaró, no obstante, que sus servicios secretos estimaban que el heredero de Kim Jong-il seguía controlando con firmeza el poder.

Durante su visita al complejo, el dirigente norcoreano iba acompañado por varios altos responsables del régimen, incluyendo Hwang Pyong-so, flamante vicepresidente de la Comisión de Defensa y considerado el número dos del régimen.

Sin embargo, no trascendió ningún dato sobre su estado de salud. "Seguimos sin saber la gravedad de su indisposición o hasta qué punto se recuperó", dijo Kim Yeon-chul, especialista de Corea del Norte en la universidad surcoreana de Inje.

Agencias AFP y EFE