Durante los últimos días escuche muchos comentarios que las soluciones que debe buscar el hombre de campo para salir de esta crisis de bajos precios en los granos, es reduciendo costos y aumentando la eficiencia en la producción.
De esta forma escuchamos los consejos de cómo hacer socios en estas pérdidas a los dueños de la tierra en campos arrendados, esto sin dudas genera al menos el descontento del propietario y hasta en algunos casos el cambio de arrendatario en contratos de larga data.
Debemos preguntarnos entonces en cuanto influye este ahorro de costos, y como hacemos para ser más eficientes reduciendo el paquete tecnológico. La verdad que estas condiciones de incertidumbre es difícil aventurarse a decir un guarismo
Todos sabemos que este gobierno tampoco se caracteriza con medidas que beneficien al hombre de campo, el modelo apunta a consolidar la actividad industrial con un esquema de retenciones que garantiza la provisión de materias primas a los industriales que las procesan a menores precios que los de mercado.
Entonces el hombre de campo, ha perdido porque desapareció el viento de cola que mantenía las cotizaciones de los productos de la agricultura en precios record y también porque las políticas oficiales no lo favorecen.
Los precios internacionales cayeron un 25 % aproximadamente para la posición de cosecha americana, en el mercado local esta disminución, en el mercado local fue del 11 % en pesos, el efecto es menor por la devaluación del tipo de cambio, estas mediciones desde Junio a Octubre del presente año.
Recuerdo que en esta columna advertíamos que de no mediar inconvenientes climáticos los precios en Estados Unidos, que en Mayo Junio está culminando su tarea de siembra, las cotizaciones caerían, y percibiendo el enrarecido escenario económico en nuestro país, un aumento en el tipo de cambio nos haría perder dinero si vendíamos la producción ya que estar en granos es como si tuviésemos dólares a una cotización oficial.
Entonces el problema que teníamos era una posible devaluación del peso, en consecuencia deberíamos habernos preocupado por estar en Dólares, ya que era probable que la soja y el maíz mostraran cotizaciones menores sobre fin de años empujados por la excelente cosecha en el país del norte.
Cual era nuestro consejo entonces, “trate de estar en Dólares, venda los granos y compre Dólares por intermedio de la bolsa”. Si miramos los valores promedio de la última semana de mayo o primera de junio vemos que la cotización de la soja era de $ 2.600 aproximadamente, y la cotización del “dólar MEP o bolsa” era de $ 11.00. Es decir que podíamos comprar 236 dólares por tonelada vendida. Ayer, 20 de Octubre de 2014 podíamos vender los dólares comprados a $ 13,60, por lo que los 236 dólares equivalen a $ 3.209, o un precio en Dólares oficiales de u$s 377.
Es decir que quienes ejecutaron este razonamiento están vendiendo su soja a u 39 % por encima de los precios de mercado; o implican una pérdida del 28 %.
En consecuencia y a pesar que duele aceptar los errores propios, debemos reconocer en este caso que el principal enemigo en la economía agropecuaria fue el propio productor que no tomó coberturas a tiempo, pese a que era factible hacerlo.
Los casi veinte millones de toneladas de soja que aún no tienen precio, hablan de la falta de gestión del productor agropecuario a la hora de comercializar su producto y que en el 2014 la mayor lesión se la provocó solo.