Una libreta de 56 páginas con anotaciones manuscritas del matemático británico Alan Turing (1912-1954) saldrá a subasta el 13 de abril por un precio estimado de US$1 millón, anunció la casa Bonhams.
Los expertos dataron la libreta en el año 1942, cuando Turing lideraba al grupo de analistas que luchaba por descifrar el código secreto que los nazis utilizaban en su máquina Enigma.
El matemático, cuya vida relata el filme The Imitation Game, nominado a la mejor película en la próxima edición de los Óscar, fue uno de los precursores de la informática moderna. Turing legó la libreta que sale a la venta a su compañero Robin Gandy junto con otros papeles.
El también matemático depositó gran parte de ese legado en el archivo del King's College, en Cambridge, pero conservó esa libreta, que fue puesta a subasta por un vendedor anónimo y se rematará en la sala de Bonhams en Nueva York en abril.
Entre los textos y fórmulas matemáticas que Turing esbozó en las páginas de esa libreta se encuentran algunos de las ideas que acabarían convertidas en las bases de la actual computación.
"Trabajaba en lógica y en los fundamentos de las matemáticas para intentar crear un lenguaje universal para las computadoras", detalló la especialista en manuscritos de la casa de subastas Cassandra Hatton.
El autor del libro "Alan Turing: The Enigma", Andrew Hodges, señaló por su parte que "todo lo que salió de la pluma" del matemático "tiene un valor especial".
"Esta libreta arroja luz sobre cómo, incluso cuando estaba envuelto en grandes eventos de repercusión mundial, (Turing) se mantuvo comprometido con su pensamiento en las matemáticas puras", sostuvo Hodges.
La experta de Bonhams aseguró que la libreta es "probablemente el manuscrito de Turing más extenso" que se conserva.
"Tener la oportunidad de asistir a sus procesos de pensamiento es extremadamente importante. Aquí podemos ver qué tipo de cosas le preocupaban en matemáticas, en qué pensaba que debía trabajar", afirmó.
Turing fue condenado en 1952 por su homosexualidad, por lo que se vio obligado a suspender su trabajo de descifrar códigos para la inteligencia británica.
En 1954 se suicidó tras haberse sometido a un tratamiento hormonal de castración química al que había sido condenado como medida alternativa a la cárcel.
Tras una masiva petición popular con implicación de conocidas figuras británicas, la reina Isabel II concedió un indulto póstumo a Turing en diciembre de 2013.