Esta vez, las amenazas de un paro nacional de los camionero s se desvanecieron en la nada. Dos días después de las duras advertencias gremiales, Hugo Moyano acordó ayer, en sigilo y de manera repentina, con las cámaras empresariales, un aumento salarial del 26%. Es decir, un 2% por encima de la media que había cerrado la mayoría de los sindicatos y más arriba del techo que quiso imponer el Gobierno por medio del Ministerio de Trabajo.
 
En un encuentro secreto en la Federación Nacional de Camioneros, Moyano selló de palabra el trato con Daniel Indart, titular de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Carga (Faddeac). Unas horas después, el acuerdo se firmó de manera oficial en la sede de Callao de la cartera laboral, con la supervisión del subdirector nacional de Relaciones del Trabajo, Adrián Caneto.
 
En las dos reuniones previas, el gremio de camioneros pidió un 34% de alza. Pero las cámaras empresariales no se movieron de su oferta inicial: un 20% a pagarse en tres cuotas. Ayer hubo un mejor ofrecimiento y fue lo que facilitó el apretón de manos. La suba será del 26% a pagarse en tres tramos: un 13% a partir de julio, 7% en noviembre y el 6% restante en marzo de 2014.
 
Además, ya como un derecho adquirido, hubo un arreglo de palabra para negociar a fin de año un extra como compensación por las quitas del Impuesto a las Ganancias, según comentó Pablo Moyano, número dos en el escalafón jerárquico de los camioneros.
 
"Los porcentajes valen si el piso salarial es importante, como es nuestro caso. Entendimos que aflojó el transporte y la carga, estamos satisfechos con lo que conseguimos porque nos permite afrontar la inflación", dijo Hugo Moyano, el líder de los camioneros y de la CGT opositora.
 
El salario básico de los camioneros no es idéntico en las diferentes ramas que abarca la actividad. Tras la suba conseguida ayer, "el sueldo promedio subiría a unos 5500 pesos más los adicionales", según precisó Pablo Moyano.
 
Si bien la reunión entre Indart y Moyano tuvo picos de tensión, en la orilla empresaria también dominó el conformismo después del cierre paritario. Quisieron evitar a toda costa el conflicto que se avecinaba si se concretaban los "paros sorpresivos" con los que había amenazado el sindicato.
 
"Hubo gran madurez de ambas partes. El 26% para Moyano tal vez sea poco, pero para nosotros es un montón. Obtuvieron más de lo que realmente podíamos dar", reconoció Lucio Zemborain, asesor legal de la Faddeac.
 
Las partes firmaron una suerte de tregua a futuro para "preservar la paz social". Es decir, corre en vigencia desde ayer y hasta junio de 2014 un compromiso de los empresarios a conservar las fuentes de trabajo y del gremio a dejar de lado sus reclamos.
 
Y en la letra chica Moyano se anotó otra conquista. Sumó una nueva rama a su amplio y variado convenio: podrá representar a los empleados que transporten residuos industriales y patológicos. En un principio, los empresarios se habían negado a este pedido.

"Es uno de los mejores acuerdos de los últimos años porque fue por encima del techo que quiso imponer el Gobierno. Y con el bonus de fin de año, que será una cifra importante, vamos a poder compensar el impuesto al trabajo que nos quita el Estado", señaló anoche Pablo Moyano.
La elección, en la mira
 
El repentino cierre de la paritaria levantó algunas sospechas. Hay quienes barruntan que el acuerdo se dio de manera veloz para evitar un paro de los camioneros en vísperas a una elección legislativa en la que Moyano jugará después de mucho tiempo con tropa propia. Una inminente huelga de los adherentes al moyanismo hubiera minado cualquier posibilidad de avanzar en los frentes electorales que se negociaban anoche de cara a los comicios primarios.
 
A pesar de que el acuerdo salarial superó la media del 24%, en el Gobierno hubo cierta satisfacción por el desenlace. La intención siempre fue evitar el crecimiento de la conflictividad social. Además, después de las amenazas de Moyano, había cierta preocupación de que las medidas de fuerza se prolonguen como en 2012, cuando hubo un paro del transporte de caudales y de combustible que hicieron de un día feriado una jornada caótica y tormentosa.
 
Fuente: La Nación