El tercer día del paro del campo convocado por la Comisión de Enlace mostró ayer un alto acatamiento. En el Mercado de Hacienda de Liniers, plaza de referencia en materia de precios ganaderos, ingresaron sólo 38 animales, cuando en un lunes con actividad normal lo hacen entre 2500 y 3000 cabezas. Mientras tanto, a las terminales portuarias de Rosario llegaron 545 camiones. Esa cifra representa una caída de casi 90% de lo que arriba habitualmente en esta época del año.
 
"Hay bastante nivel de disciplina y respeto por la Mesa de Enlace. Es un paro que se expresa en lo concreto; hay 90 por ciento de acatamiento", graficó Eduardo Buzzi, presidente de Federación Agraria Argentina (FAA).
 
Al cierre de esta edición, anoche no se registraba para hoy ningún ingreso de hacienda en el Mercado de Liniers.
 
Además de un fuerte cumplimiento del cese de comercialización de granos y hacienda, en el interior del país comenzó a observarse una mayor presencia de productores al costado de las rutas. "Hay cerca de 40 piquetes", informó Julio Currás, vicepresidente primero de FAA, que ayer estuvo recorriendo varias localidades de la provincia de Buenos Aires.
 
Desde el gobierno nacional, el ministro de Agricultura volvió a insistir en que el paro convocado por la Comisión de Enlace es político. En una entrevista con Página 12, opinó que esa agrupación ruralista busca "instalar alguna de sus figuras de cara a las elecciones". Yauhar, oriundo de Chubut, será candidato allí a diputado nacional por el kirchnerismo. Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), le contestó al funcionario: "Evidentemente él sí está en campaña y usa el Ministerio para seguir su carrera personal".
 
Por estas horas, muchos productores están pidiendo la continuidad de la medida de fuerza. Sin embargo, el paro finalizará mañana, como estaba previsto, y sólo la próxima semana los dirigentes de la Comisión de Enlace evaluarán los pasos a seguir. Las posiciones de los productores están repartidas entre quienes sostienen que hay que abrir un compás de espera de una a dos semanas antes de realizar una nueva protesta y los que buscan que continúe de manera inmediata.
 
"Lo primero es abrir un paréntesis [en la medida de fuerza]", indicó Buzzi. "Evaluaremos la protesta y analizaremos los pasos a seguir. Hay productores que piden que sigamos adelante con este plan federal de lucha, que es escalonado", agregó Rubén Ferrero, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
 
Lo que tienen en claro los dirigentes es que cuentan con el apoyo de los productores, tal como se reflejó en la parálisis de los mercados. "La gente está decidida a seguir todos los pasos gremiales que estén a nuestro alcance", expresó el presidente de la Rural.
 
Hombres de Moreno
 
En medio del paro, ayer, Buzzi, Etchevehere y Pedro Apaolaza, vicepresidente segundo de CRA, fueron increpados en la puerta del Mercado de Liniers por un grupo de 10 personas liderado por Fabián Ochoa, secretario general de la Asociación Gremial del Mercado Nacional de Hacienda, que pidió que abandonaran el lugar. "Nos están privando de trabajar y ellos se están llenando de plata", les gritó Ochoa.
 
Ochoa y su hijo, Nahuel, están vinculados con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y en sus pergaminos se muestran como hombres de acción. Al jefe del gremio lo señalaron como organizador en 2010 de un escrache en Azul contra el ruralista Alfredo De Angeli, mientras que su hijo participó de los incidentes en la Feria del Libro cuando el periodista Gustavo Noriega presentó un libro sobre el Indec.
 
Pese al pedido de Ochoa, los ruralistas igual se sacaron fotos en el mercado con los corrales vacíos.
 
Grobocopatel, con la Presidenta
 
La presidenta Cristina Kirchner recibió ayer a Gustavo Grobocopatel, presidente del Grupo Los Grobo, y al CEO de su empresa, Horacio Busanello. Grobocopatel le había pedido una audiencia hace 20 días para informarle sobre las nuevas inversiones de Los Grobo. "No hablamos de los problemas coyunturales, sino de las oportunidades que se vienen", dijo Grobocopatel.
 
Fuente: La Nación