Prohibidos en espacios como Disneyland, el Palacio de Versalles y el Coliseo Romano, el accesorio para los teléfonos móviles y cámaras de fotos revela algunos aspectos sobre la personalidad de los retratados y sobre la publicación en las redes sociales
En Magic Kingdom no se permiten las cenizas de difuntos, los xilófonos, ni las sillas de jardín. Ahora, tampoco permiten los palos para selfies. Disneyland prohibió los llamados "narcisticks" este verano, al igual que el Coliseo Romano, el Palacio de Versalles y la Casa de la Ópera de Sidney. ¿La razón? Cuestiones de seguridad pública, así como de decencia básica.
Pero este año, los palos para selfies también fueron prohibidos en el festival de música deCoachella y Comic-Con, no precisamente conocidos como bastiones del decoro.
Desde la llegada de las cámaras frontales a los teléfonos móviles, las selfies han sido motivo de fastidio y vergüenza, incluso entre quienes los toman (a menudo frunciendo los labios en "cara de pato" si es mujer o levantado una ceja si es hombre). Ahora, sin embargo, parece que se ha trazado una línea firme a la hora de montar un teléfono en un palo para mejorar la perspectiva, en busca de limitar la intrusión de las selfies en la sociedad.
Los psicólogos, economistas, historiadores del arte y futuristas difieren en sus interpretaciones del selfie y de los riesgos que la gente está dispuesta a tomar, tanto sociales como físicos, para hacérselos. Pero sí existe un acuerdo general de que las selfies son una forma de expresión que puede revelar más de su autor que lo que éste desearía, sin importar lo favorecedor que resulte el filtro escogido.
Gran parte de los estudios revelan, no muy sorprendentemente, que la gente que se hace muchas selfies tiende a tener rasgos de personalidad narcisista, psicópata y maquiavélica, lo que puede explicar por qué no se dan cuenta cuando golpean a otros en la cabeza con sus selfie sticks. Esto no quiere decir que todo el que se haga un selfie sea un psicópata, pero sí implica una alta necesidad de auto gratificación, sobre todo si se publican en línea para la aprobación social.
La gente se olvida de que el narcisismo no se trata solo de ser un ególatra, también es impulsado por una inseguridad subyacente, dice Jesse Fox de la Universidad Estatal de Ohio
"La gente se olvida de que el narcisismo no se trata solo de ser un ególatra, también es impulsado por una inseguridad subyacente", dice Jesse Fox, profesor asistente de la Facultad de comunicación de Universidad Estatal de Ohio que estudia las personalidades de quienes se toman selfies. "Necesitan recibir un 'Me gusta' para sentir aprobación."
Otras investigaciones sugieren que las personas tienen más probabilidades de publicar o enviar selfies en mensajes de texto cuando están en un estado de alterado emocional, como cuando están excitados sexualmente, enfadados o nerviosos. Curiosamente, las emociones que no excitan, como la alegría, se asocian negativamente con compartir selfies o su contenido.
Por otra parte, los estudios muestran que los usuarios habituales de redes sociales tienden a tener puntajes más bajos en las medidas de pertenencia si se les impide publicar contenidos, y se sienten excluidos si no reciben "Me gusta" cuando publican.