El escándalo de las fotos de Ivana Nadal reveló una faceta poco discutida sobre una de las modas del momento que incluye obscenidades, presiones y amenazas.
La filtración de las fotos y los videos prohibidos de Ivana Nadal volvió a posicionar el fenómeno del llamado "sexting" en el centro de escena. El intercambio de mensajes y archivos audiovisuales de contenido sexual se convirtió en una nueva y consolidada modalidad de comunicación de la que, posiblemente, los adolescentes sean sus principales protagonistas.
Sin embargo, no todo el universo del "sexting" forma parte de una metodología consensuada de seducción entre los más jóvenes. La presión, las amenazas y las obscenidades están cada día más presentes y, para aquellos damnificados, resulta imprescindible hacer sentir su pedido de ayuda.
Un estudio de una organización de derechos humanos australiana llamada Plan International reveló que una mayoría de chicas de entre 15 y 19 años se sintieron presionadas por sus novios para enviar fotos o videos de ellas desnudas mediante su teléfono celular.
Imágenes que nadie "escucha"
La investigación de Plan International estuvo basada en una encuesta a 600 chicas en la que se apuntaron a los detalles y se ahondó sobre su participación en el sexting: se registraron deseos, miedos y técnicas de seducción sin límites.
Las estadísticas fueron contundentes: 81% de las adolescentes declaró no haberse sentido cómodas cuando sus novios les pidieron que les envíen una foto o video sexual con el celular. De ese grupo, un 35% reconoció haber respondido al pedido de sus parejas con una foto, pero sin estar de acuerdo con la iniciativa.
"Lamentablemente, se convirtió en una norma que una persona joven en pareja está obligada a compartir fotos y videos íntimos con el otro. Hay mucha gente que no se siente cómoda en ese tipo de contrato y cada vez es más difícil decir que no. Por eso, vuelve a tomar un rol importantísimo la educación sexual en los primeros 10 años de vida de los chicos", declaró Paul Sutcliffe, uno de los líderes de la investigación.
Los especialistas detectaron que factores como el autoestima, el estrés y el temor al rechazo juegan un papel fundamental en esa suerte de "sometimiento" de las adolescentes ante las exigencias de sus novios.
"Sucede algo particular con este fenómeno. Hay mucha repercusión en los medios sobre el asunto, pero en lo que respecta a la infancia y adolescencia, la voz de los más jóvenes está fuera de la discusión y del debate. Todos los involucrados nos tenemos que hacer cargo de esto y empezar, de una vez por todas, a escuchar a los jóvenes", le explicó a Infobae el psicoanalista especializado en adolescencia Sergio Camargo.
Según Camargo, un factor clave es el de la identidad y el sentido de pertenencia. Las charlas de contenido sexual entre los adolescentes ocurren cotidianamente e incluso forman parte de los diálogos cotidianos de chicos y chicas en los colegios. "Incluso, hay chicas que consideran un trofeo las fotos que les envían a sus novios. Cuanto más subidas de tono, más orgullosas parecen sentirse", especificó Camargo.
Ante ese escenario, las chicas llegan a sentir hasta vergüenza de no compartir sus fotos íntimas con sus novios y la presión aparece hasta en su círculo íntimo de amistades.
El abanico del "sexting"
Otra encuesta, realizada por la ONG estadounidense de ayuda infantil y adolescente The National Campaign, representó una radiografía sobre el tráfico de las fotos de contenido erótico entre los más jóvenes.
El estudio reveló que, de unos 850 jóvenes encuestados, un 54% de los adolescentes reconoció haber mandado y recibido mensajes eróticos y un 20% admitió haber enviado o recibido fotos con nudismo.
Asimismo, el 51% de las mujeres que envió fotos o videos declaró haberlo hecho bajo presión de sus parejas y sólo el 32% de las mujeres declaró haberse sentido sexy al compartir las imágenes.
"El estudio demuestra lo complejo y cambiante que es el sexting entre los jóvenes. Al mismo tiempo, creemos que sigue siendo muy necesario mantener el diálogo y concientizar a los más jóvenes sobre las consecuencias negativas que puede tener esa actividad para sus vidas", explicó Shelley Walker, la directora de la investigación.
Por otro lado, el 36% de las mujeres de ese estudio aseguraron que es "común" que las fotos o los videos sean compartidos luego por el receptor con otras personas que no están incluidas en ese vínculo. "Cuando las fotos íntimas llegan a las manos equivocadas nace un nuevo problema. Se presenta otra manera de discriminación o bullying escolar que muchas chicas después no saben o no pueden manejar. Es algo muy delicado", sentenció Camargo.