Con quitas superiores a los 6 dólares por tonelada, la tendencia bajista de los precios de la soja iniciada el martes pasado se prolongó ayer en la Bolsa de Chicago, donde la previsión de una cosecha estadounidense récord, fundamentada en un clima que se presenta amigable con los cultivos, volvió a ser el principal factor negativo para las cotizaciones. El cierre adverso también se reflejó en el mercado disponible local, dado que las fábricas redujeron de 1620 a 1600 pesos por tonelada sus propuestas en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

El rojo, color característico del descenso de los precios, volvió a teñir ayer las pizarras de Chicago, que al cierre de la rueda mostraron pérdidas de 6,43 y de 6,25 sobre los contratos agosto y noviembre de la soja, cuyos ajustes resultaron de 496,04 y de 442,03 dólares por tonelada.

La distancia próxima al 24% entre el valor actual y el récord de 650,74 dólares alcanzado por la soja el 4 de septiembre del año pasado es el reflejo de una cosecha que hoy se proyecta como la más importante de la historia agrícola de los Estados Unidos, con 93,08 millones de toneladas, un 13,4% superior a la producción obtenida en la campaña 2012/2013, de 82,06 millones, afectada por la que fue calificada como la "peor sequía de los últimos 50 años" en suelo estadounidense.

Ayer, los operadores volvieron a tener en cuenta los reportes meteorológicos que, en el extendido de 8 a 14 días, siguen augurando temperaturas por debajo de los registros usuales para la época sobre buena parte del cinturón maicero y precipitaciones superiores a la media en gran parte de las áreas cerealeras de los Estados Unidos. También tuvieron en cuenta que el 63% de los cultivos está en estado bueno/excelente, muy lejos del 29% vigente en igual fecha de 2012.

Además del clima, el otro factor bajista que pesa sobre el mercado en las últimas ruedas es la posibilidad de que China vuelque en su mercado doméstico hasta 3 millones de toneladas de soja de sus reservas estratégicas, una acción que, de concretarse, podría implicar la cancelación de compras hechas en EE.UU. cuando los precios eran superiores a los actuales.