"Con el Lazo en el Espíritu" es la primera novela del escritor Ivan E. Eric, quien también es microbiólogo. La misma trata de la búsqueda de la verdad de un hombre que ha sido terriblemente engañado y del plan que desarrolla para concretar su venganza.
Iván es un joven que decidió editar su novela que es reflejo de momentos y experiencias transitadas alrededor de una iglesia evangélica. Su paso por este culto le despertó un mundo para abordar desde la palabra escrita. Realidad y ficción se cruzan, atraviesan y dejan a los pensamientos enlazados al espíritu.  

¿Cómo encontraste la inspiración?
Ojalá historias como éstas jamás acontecieran, son trágicas y oscuras, pero ocurren. Los acontecimientos germinales que le dieron lugar son de no hace mucho tiempo, en una iglesia evangélica de la ciudad.

¿Cómo abordaste esta temática especial?
La abordé desde la oscuridad que mi paso por la iglesia fomentó en mí. Fusionando los elementos estéticos que siempre me inspiraron y rompiendo los esquemas religiosos con que me “setearon”. Y lo hice tratando de convertir la oscuridad en luz, haciendo algo bueno de lo que me hizo daño.

Siendo microbiólogo, ¿cómo fue tu acercamiento a la literatura?
De chico escribía. Siempre me gustó y tuve afinidad por las letras, los idiomas, las palabras. Pero así como me gustan las lenguas también, la ciencia, y en particular las naturales llamaron mi atención desde el secundario. Los misterios de la vida, sus orígenes y todo lo que tenga que ver con trascendencia, espiritualidad, siempre me han tocado de cerca.

¿Cuál es tu búsqueda personal a través de este libro?
Animarme a contar lo que muchos no nos animamos. Volver a hacer las preguntas que nadie me supo contestar. Vomitar todas las mentiras que me intoxicaron mientras viví dentro de esa comunidad.

¿Con qué se encontrará el lector?
Se encontrará con una novela gótica. De misterio e intriga. Un cuento de hadas moderno, como alguien lo definió una vez.

¿Cómo es el camino de publicar un libro?
Lleva su tiempo de maduración, nunca hay que apresurarlo porque si no sale mal. Se “arrebata”, como un buen asado. Todo comienza con una frase o párrafo. A continuación, la idea va creciendo, siguiendo su ritmo natural de expansión. Una vez que tenés el escrito sin pulir lo hacés circular entre conocidos que sepan de literatura o les guste leer. Y de a poco vas sacándole lustre. Lo dejás reposar un tiempo hasta estar satisfecho con este proto escrito (porque después lo continuás puliendo), buscás editorial y enviás el manuscrito. Por supuesto cuando recién comenzás habitualmente se busca una editorial independiente a menos que tengas agente editorial que te presente a algún grupo editorial, de los que escogen publicarte si ven rédito económico en ello.

¿Qué sentís frente a la obra terminada?
Satisfacción. Sentido de concreción.