En Argentina las nuevas reglas de juegos motivan a los productores a redoblar la apuesta, con promesas de incrementar la superficie sembrada y en consecuencia la producción siempre que el tiempo acompañe y no provoque complicaciones con el desarrollo de los cultivos.
Cada vez estamos más cerca de recibir el ingreso de una súper cosecha en el hemisferio norte. Los precios de los granos en Estados Unidos ya muestran el impacto en sus valores, los más bajos de los últimos años para el maíz.
La economía China no crece lo suficiente para comprar los excedentes y entra en un espiral descendente la actividad agrícola a nivel global. Hasta los productores americanos tienen dificultades para afrontar sus compromisos con estos precios.
El tiro de gracia para el maíz son las intenciones Chinas de exportar de maíz, nada significativo en volumen pero en condiciones más ventajosas que Estados Unidos por su ubicación teniendo en cuenta la ubicación geográfica de los principales compradores que presionarán a los precios internacionales.
En Argentina las nuevas reglas de juegos motivan a los productores a redoblar la apuesta, con promesas de incrementar la superficie sembrada y en consecuencia la producción siempre que el tiempo acompañe y no provoque complicaciones con el desarrollo de los cultivos. Esta vez el productor local necesita más que nunca del buen tiempo, porque los números serán flacos.
La rentabilidad del sector se ve afectada porque:
_Tenemos menores precios proyectados.
_Los incrementos de los costos en pesos, mano de obra, fletes y servicios son mayores.
_No vendrán mejoras desde la política económica. Esta semana se anunció el diferimiento de la baja de las retenciones en cinco puntos porcentuales de la soja tal como se había prometido en la campaña.
Merece un párrafo aparte esta postergación. Después de algunos conflictos puntuales en algunas economías regionales o sectores como el porcino y el lácteo, este podría considerarse el primer “desaire” del gobierno a la mayor parte el sector. Si bien la dirigencia agropecuaria lo aceptó apelando a “la solidaridad” para ayudar a sectores que más lo necesitan, este es a las claras un acto fallido del gobierno.
Es importante aclarar que los Derechos de Exportación (Retenciones) se calculan de manera lineal sobre el precio del producto, en este caso los productores que menos producen pagan porcentualmente el mismo importe que los grandes productores, en definitiva terminan pagando lo mismo todos los productores sin importar la escala, no tiene una base de tributación coherente. Este impuesto es inequitativo, y regresivo, con el agravante que deben soportarlo hasta los que sufren quebrantos en sus estados de resultados, no suena lógico y cuesta mucho entender la demora en implementar mecanismos capaces de distribuir la riqueza de manera equitativa, la tarea del gobernante es gobernar con reglas claras y justas, que paguen un importe mayor quienes mayores utilidades tienen, y las retenciones son la antítesis de este razonamiento.
Nos quedaremos con la parte positiva, rescato el dialogo y la institucionalidad, pero son necesarias reglas claras para planificar y atraer inversiones.
Por último, la política monetaria, el tipo de cambio básicamente tampoco juega a favor de los exportadores, el peso se encuentra sobrevaluado con respecto a las monedas de otros países, por ejemplo el Real, que en la misma época ofrece su producción agropecuaria en condiciones más competitivas que Argentina para el resto del mundo.
En síntesis la campaña que arranca está llena de desafíos y dependerá de la capacidad gerencial que tenga cada empresa agropecuaria, del manejo de los costos, el análisis de las alternativas de inversión, de financiación y aprovechar las oportunidades que el mercado otorga.
Como siempre y en todo orden natural, siempre sobreviven los más aptos.
El gran interrogante para meditar y debatir este fin de semana largo es ¿Me encuentro lo suficientemente preparado para encarar el desafío?