Las aves son descendientes de los dinosaurios así que, durante mucho tiempo, los paleontólogos han pensado que el periodo de incubación de los huevos de estas criaturas extintas debía ser similar. Los polluelos de las aves que viven en la actualidad tardan entre 11 y 85 días en salir del cascarón, según la especie.

Era una teoría que no habían podido confirmar debido a la escasez de embriones de dinosaurio, extremadamente delicados y difíciles de encontrar. Sin embargo, la combinación de las nuevas tecnologías con el hallazgo de huevos fosilizados en buen estado de conservación ha permitido estudiar con detalle el proceso de incubación de los bebés de dinosaurio que, para sorpresa de los científicos, tardaban mucho más tiempo en salir del cascarón de lo que pensaban. En concreto, entre tres y seis meses, dependiendo del tamaño de la especie. Así lo asegura una investigación publicada esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Estos periodos de incubación eran, por tanto, más parecidos a los de reptiles actuales con un tamaño similar (que suelen necesitar varios meses) que a los de las aves. Y, según argumenta el equipo liderado por Gregory Erickson, profesor de la Universidad del Estado de Florida (EEUU), esta lenta incubación pudo haber contribuido a que los dinosaurios se extinguieran hace 65 millones de años. Y es que este aspecto de su biología pudo haber propiciado su desaparición al impedirles recuperar sus poblaciones tras la caída de un gran asteroide, como sí lograron otros reptiles y animales, como aves y mamíferos.

Expuestos a depredadores

«Los dinosaurios incubaban sus huevos con mucha más lentitud de lo que esperábamos. Esto los exponía durante mucho tiempo a la amenaza de los depredadores y a fenómenos naturales catastróficos, como inundaciones o sequías. Por otro lado, mientras los cuidaban, los padres también estaban sujetos a la amenaza de los depredadores y corrían peligro de morir de inanición», explica a EL MUNDO Gregory Erickson.

Asimismo, teorías como que algunas especies de dinosaurios ponían sus huevos en zonas con un clima más templado como el área que hoy es Canadá y después, durante el verano, viajaban al Ártico, parecen improbables teniendo en cuenta el periodo de incubación.

Huevos de 200 gramos y 4 kg

Para realizar este estudio, los investigadores pasaron por el escáner los fósiles de dos embriones. Uno de ellos pertenecía a un Protoceratops, un pequeño dinosaurio del tamaño de una oveja que fue encontrado en el desierto de Gobi, en Mongolia, y cuyos huevos eran bastante pequeños, de unos 200 gramos. El segundo embrión pertenecía a un Hypacrosaurus, un gran dinosaurio hallado en Alberta (Canadá) que pone huevos de más de cuatro kilogramos. «Algunos terópodos ponían huevos de hasta cinco kilos», dice Erickson.

Su análisis les permitió determinar la evolución de su dentadura. Extrajeron algunas de las piezas dentales y las observaron con microscopios que les permitieron visualizar las líneas de crecimiento de los dientes y precisar el grado de desarrollo de estos individuos durante la incubación. Su investigación reveló que los embriones del pequeño Protoceratops tardaban tres meses en nacer, mientras que el gran Hypacrosaurus lo hacía al cabo de seis meses.

El próximo paso, dice Erickson, será estudiar huevos de otros dinosaurios. "Esperamos obtener muestras de algunas otras especies, como terópodos y saurópodos. Aunque los embriones son los fósiles más raros de entre los raros, existen algunos más. Probablemente se han encontrado huevos de al menos otras seis especies de dinosaurios".

"Los embriones son raros porque requieren que haya un huevo a punto de romperse con un esqueleto dentro. Después, es necesario que éste haya quedado enterrado rápidamente y que los huesos que hay en su interior también hayan quedado fosilizados", explica.