Ojo de cerradura
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21/02/2017 11:47 hs

¿Comer por ansiedad o angustia?

Río Cuarto - 21/02/2017 11:47 hs
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Cuando una persona intenta bajar de peso, y reduce las calorías de su dieta, empieza a sentir antojos e incluso a obsesionarse por determinados alimentos y, en la mayoría de los casos, comer en pequeñas porciones acrecienta este problema al no alcanzar el estado de saciedad. A esto se lo llama 'hambre emocional'.


La relación entre la comida y la ansiedad es mucho más compleja de lo que parece.
Cuando una persona intenta bajar de peso, y reduce las calorías de su dieta, empieza a sentir antojos e incluso a obsesionarse por determinados alimentos y, en la mayoría de los casos, comer en pequeñas porciones acrecienta este problema al no alcanzar el estado de saciedad. A esto se lo llama 'hambre emocional'.
Una de las claves para aprender a comer es dejar pasar los pensamientos negativos, los juicios hacia uno mismo, para dar lugar a una actitud más compasiva y comprensiva.
Pero la gente que tiene problemas para regular su alimentación sufre mucho por esto, se odian por estar gordos o porque comieron de más; se sumergen en la culpa luego de cada atracón. En su cabeza, el juicio es constante, especialmente cuando buscan en la comida un alivio frente al estrés o las emociones negativas. Esto no ayuda, porque convierte el comer en una falsa guerra entre el placer y el deber, que en muchos casos se traduce en ciclos de dieta-atracón; restricción-exceso.
"La clave para adelgazar o lograr un peso saludable, es no imponernos horarios de comida que no se adaptan a nuestro ritmo de vida ya que acabaremos rindiéndonos y retomando las malas costumbres".
Cuando las personas aprenden a ser amables consigo mismas, se calman, y esto reduce las ansias por comer.
Muchos comen de más cuando se sienten estresadas o apenadas, pero no tienen problemas de sobrepeso o índices de salud peligrosos. Todos, flacos, gordos comen en algún momento regido por las emociones.
La clave es el balance, algo tan simple como comer de manera más liviana si el día anterior fuiste a una fiesta. Hay que alejarse de las decisiones alimentarias en blanco y negro: está ok comer por otras razones que no son hambre, siempre que se mantenga un equilibrio.
El chocolate no es veneno, el helado tampoco.  Ahora, ¿por qué tanta gente no consigue esta flexibilidad, este equilibrio?.
El aprender a comer se entrena. No es algo que se aprende una vez y no se olvida, como andar en bicicleta: nos van pasando cosas que nos afectan y nos vuelven a hacer comer de manera incorrecta. Por ejemplo, una pelea con la pareja te hace volver a vincular el comer excesivo con las emociones.
Es natural buscar placer en la comida como mecanismo adaptativo cuando lo estamos pasando mal. Pero al tomar conciencia de que esa es tu motivación para comer algo no saludable, tienes que asumir que es una terapia y entonces la pregunta es la dosis (cantidad y calidad de comida). Psicológicamente, eso a lo que no le prestamos atención deja de existir; entonces, si te pones a comer sin enfocarte en ello, tragas y tragas.
Hay a aprender a  interpretar  las emociones, escuchar nuestro cuerpo, para saber si ese “hambre” que sentimos es realmente por necesidad, por placer o ansiedad. La comida no debe usarse para calmar la ansiedad al menos, no siempre.
 
Lic. en Nutrición Agustina Isasi 
Facebook: http://www.facebook.com/agustinaisasiNutricionista/?fref=ts
Por consultas comunicate al Tel: 0358-154832796

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