De nada sirve que ayudemos a nuestros abuelos con las compras para que no salgan de la casa, si después las entidades nacionales los invitan a hacer colas cual ganado en los bancos.
La frase usada por el entonces presidente Mauricio Macri hace ya un tiempo para referirse a la situación económica del país, podría aplicarse para definir lo ocurrido este viernes con la aglomeración de jubilados en los bancos.
Desde los decretos del Gobierno nacional, con el apoyo de provincias y municipios, el pueblo argentino desarrollaba con asombrosa eficiencia una cuarentena total establecida a partir del 20 marzo y extendida el pasado lunes 30 hasta –por ahora- el domingo 12 de abril.
Quizá el argentino promedio se sorprendió al ver los acatamientos de la sociedad a los pedidos del presidente Alberto Fernández de quedarse en casa, con algún que otro surfista desobediente y unos cuantos riocuartenses un poco confiados como excepciones.
¿Cómo se pasó de comercios y supermercados admitiendo mínima cantidad de personas a este papelón de miles de jubilados haciendo interminables colas en los bancos? ¿No eran los más vulnerables y quienes debemos cuidar? Ahora, hábilmente, muchos responsables aplicarán con creces el pedido de los profesionales de la salud de lavarse las manos.
Si hay algo que buscaba evitar la cuarentena total era la aglomeración de gente en espacios públicos, cumpliendo así las medidas de distanciamiento social y disminuyendo la probabilidad de más contagios por el coronavirus.
Miguel Ángel Pesce, presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), dijo que “no esperaban” el caos que se generó. ¿De verdad? Desde que se anunció a nivel nacional que los bancos abrirían sus puertas para que cobren jubilados, pensionados y beneficiarios de algunos planes sociales, todo el mundo, hasta el argentino más distraído y desinformado, vaticinó el desborde que se generó. Todo el mundo menos usted, señor Pesce.
Por su parte, Alejandro Vanoli, titular de ANSES a nivel nacional, dijo que toda esta situación era "absolutamente previsible". Un visionario.
En Río Cuarto no se reportaron denuncias de personas descompensadas, pero en provincia de Buenos Aires se informaron casos de jubilados que se descomponían por estar tanto tiempo esperando para ser atendidos, muchos de ellos desde la madrugada.
La salud es lo primero, como dijo el presidente Alberto Fernández, la economía puede esperar. Todos comprenden –o al menos quiero creer eso- que el sector más vulnerable es el de la tercera edad, pero de nada servirá que ayudemos a nuestros abuelos con las compras del hogar para que no salgan de la casa, si después las entidades bancarias y la ANSES tienen la espléndida idea de mandarlos a hacer gigantescas colas a la calle unos encima de otros. Así, no hay barbijo, lavado de manos y retos del Presidente que funcionen. Como decía Mauricio, veníamos bien pero pasaron cosas.
Por Nicolás Grimalt Foto portada: Juan Manuel Foglia