Francisco Muzzio es hijo de Alejandro Muzzio, quien trabajaba en el Banco Popular Financiero y que murió tras la violenta toma ocurrida en el año 1987.

El hijo de Alejandro Muzzio tenía 1 año cuando ocurrió el fatal acontecimiento, hoy afirmó que se hizo justicia al condenar a los responsables de la matanza  y que el caso debe servir para pensar que eso no debe ocurrir más.

“Justicia la que podría otorgar el Poder Judicial de esta provincia de alguna manera hubo, los tres imputados principales estuvieron en la cárcel”, Francisco Muzzio contó que cuando Salinas salió en el 2008 de la cárcel bajo libertad condicional, ellos –los familiares de las victimas- se reunieron con el juez de garantía, quien había otorgado la libertad condicional a Salinas. Ante ese encuentro justificó: “solo queríamos que se cumpla la condena que debía cumplir”.

Salinas salió de la cárcel bajo libertad condicional porque se cumplieron todas las condiciones legales para que tal suceso aconteciera. 

Actualmente Francisco Muzzio vive en Córdoba, ante esto comentó que para él es una situación “tragicómica”. A pesar de que viven en la misma ciudad, Muzzio aseguró que no sabe si se lo cruza, “no tengo un registro de él por qué lo vi en una imagen en un diario cuando él era joven y nunca más, ahora debe tener 70 y pico de años así que no lo reconocería”.

“La masacre de Río Cuarto”

Así fue llamada la toma de rehenes más fatal que vivió la ciudad de Río Cuarto en el año 1987.

Hoy se cumplen 28 años de una de las tomas de rehenes que terminó de la peor manera en la ciudad de Río Cuarto, 28 años de la masacre en el Banco Popular Financiero en que seis personas fueron brutalmente acribilladas, el hijo de uno de los rehenes de aquel día.

A raíz del ataque murieron Rubén Bianco, Angel Angelini, Alejandro Muzzio, Víctor Meynet, Ricardo Ferreyra y Jorge Garay, mientras que quedó gravemente herido de un balazo en la cabeza el gerente del banco, Roberto Denner, quien falleció en el 2014.

Esa mañana, seis empleados del banco, fueron acribillados a balazos por tres delincuentes encapuchados que se llevaron un botín de 50.000 australes.

El asalto comenzó a las 7 horas, cuando uno de los delincuentes ingresó en la sucursal bancaria y se hizo pasar por un policía que iba a cumplir un servicio de vigilancia. Los ladrones encadenaron en una sala a siete empleados, guardaron el dinero y les dispararon. Sólo uno de ellos sobrevivió al atraco, que no duró más de 45 minutos.

Informe16/Lv16.com