Una situación común de cada año es que en la temporada de primavera-verano aumentan considerablemente los accidentes domésticos con animales como serpientes, alacranes o arañas. Esto se debe a que dichas especies son más activas cuando hay altas temperaturas. A su vez, la gente también tiende a realizar mayores actividades al aire libre.
Continuando con la serie de informes que
LV16 presentará en torno a estos animales que se pueden encontrar en la provincia de Córdoba -
ayer fue el turno de las serpientes-, hoy hablaremos de los alacranes.
Los venenosos
En los últimos años, hubo un crecimiento poblacional de una especie denominada
Tityus trivittatus, la cual es venenosa y en su extremidad caudal posee una glándula que produce una poderosa toxina neurotóxica.
A diferencia de los no venenosos, es de color miel, bastante más clara que los otros, y en general más estilizado. La particularidad principal es que
sus pinzas son largas y finas. Otra diferencia, aunque mucho menos perceptible, es que el aguijón del extremo de la cola tiene una punta bien afilada y otra más pequeña debajo de esta.
Este animal se ha convertido en una amenaza, ya que comenzó a comportarse como un habitante natural de los hogares cordobeses -suele entrar por resumideros y cañerías de desagüe-. También es muy común encontrarlo debajo de tablones de madera o escombros en patios y baldíos.
No venenosos
Por otra parte, existen alacranes que no son venenosos, aunque son menos comunes. Esta especie se conoce como
Bothriurus bonaerensis. Presenta una coloración más oscura, pero dependiendo de la zona y edad del animal, por momentos puede exteriorizar un color miel similar al Tityus.
Otro aspecto que lo distingue de los venenosos es que
sus pinzas son más engrosadas y redondeadas (como si fueran dos guantes de boxeo).
Además, en el segmento final de la cola, el aguijón tiene una sola punta afilada y no presenta las líneas longitudinales en el dorso.
En resumen, los peligros dependen del tipo de animal involucrado, de la edad de la persona afectada y la cantidad de veneno inoculado. Por esto, resulta de gran importancia reconocer qué especie causó la picadura o mordedura a fin de orientar al médico tratante, así como recurrir rápidamente al hospital más cercano.