El productor agropecuario se apresta a recolectar la cosecha en un escenario de precios volátiles, con un tipo de cambio menor al esperado y con costos crecientes en pesos, mientras los pronósticos de una súper cosecha en el hemisferio sur potencia la actitud vendedora de los fondos de inversión en Chicago y producen bajas en las cotizaciones de los granos.
Desde lo productivo es poco lo que puede hacer ahora, lo único que se puede mejorar es el control de cosecha.
Empieza el año comercial y se analizan los fletes, los almacenajes, la incidencia de los costos sobre el producto, y por lo general solo se vende lo necesario para cumplir con los compromisos financieros con la esperanza que los precios aumenten, o que al menos mejore el tipo de cambio e ingresen mas pesos por la venta de granos.
Mientras se suceden bajas en los precios vemos como los comentarios hablan de oportunidades perdidas, pensar de esta manera solo reduce las posibilidades de encontrar nuevas oportunidades, porque siempre el mercado muestra una alternativa mejor, solo debemos encontrar cual es la adecuada para cada empresa agropecuaria.
Es importante que en épocas donde se reducen los márgenes el productor no se desanime.
El plan de acción es trazar un presupuesto financiero donde podamos definir cuanta mercadería debo vender y determinar el excedente que constituyen las reservas para cubrir todos los gastos corrientes y encarar una nueva campaña.
En esta época del año el aumento de la volatilidad en los precios encarece las coberturas pero nos ayuda a diseñar también estrategias de comercialización para los excedentes posicionándonos en la época de cosecha en el hemisferio norte, noviembre para la soja y diciembre para el maíz, y también para la próxima campaña la 17/18 ya que generalmente podemos lograr buenos pisos.
Un detalle a tener en cuenta es que cada estrategia de cobertura debe tener algo de reacción al alza de los precios en escenarios volátiles.
En consecuencia la planificación no pasa por mirar el informe que hoy publica el USDA y lamentarse por las oportunidades perdidas, el desafío es trazar un plan de comercialización que se adapte a nuestra empresa agropecuaria, ir tomando precios que permitan obtener una rentabilidad positiva, seguir nuestras posiciones y modificarlas de ser necesario. Sin plan comercial podemos ver como se esfuma la rentabilidad si solo basamos nuestras decisiones de venta en la intuición.
En definitiva esto tiene que ver con la planificación estratégica donde priva la visión de largo plazo, la continuidad de la empresa agropecuaria donde los años que los precios mejoren tendremos pequeñas pérdidas en zona de utilidades, pero si los precios bajan soportaremos los resultados en zonas de quebrantos, en definitiva cada uno decide donde realizar el sacrificio que implica la cobertura o la falta de la misma.